Beneficios y desventajas del uso del chupete

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Como en todos los temas relacionados con los niños, no existe un punto intermedio, un blanco o un negro, sino toda una escala de grises que poder barajar.

Y ello se aplica también a cuestiones como ¿debo ofrecerle el chupete al bebé? ¿Sí o no?

El chupete tiene muchos beneficios para el bebé, por ejemplo, les ayuda a satisfacer la necesidad de succión que tienen durante los primeros meses o a consolarles cuando se sienten solos o tienen hambre.
A partir del año, el chupete les ayuda a relajarse, conciliar el sueño y tranquilizarse o sobrellevar situaciones en las que se sentirían indefensos (por ejemplo, el inicio de la guardería)

Además, está comprobado que el uso del chupete reduce el riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), ello se puede deber a que mientras el bebé se encuentra succionando es menor el riesgo ya que la lengua se encuentra en la parte delantera de la boca, quedando libres las vías respiratorias.

Sin embargo, no es bueno que el niño o niña continúe prolongando el uso del chupete más allá de los 3 años. Ello se debe a que con esa edad, el uso del chupete hace que no se ejerciten plenamente los músculos maxilofaciales, algo que incluso puede provocar dificultades a la hora de comer o en el desarrollo del habla.

Si el uso del chupete se prolonga demasiado o es muy continuado, puede llegar a perjudicar a la dentadura del bebé (incluso a sus dientes definitivos)

Por otro lado, otro de los inconvenientes es que si el niño necesita el chupete todo el tiempo para conseguir seguridad y autoconsuelo, puede que ello le influya a la hora de relacionarse con el resto de niños de su edad, además de que debe buscar otras formas de autoconsuelo con esa edad.

Tal y como podéis ver, el chupete no es un enemigo, sino que puede ser un gran aliado sobre todo durante los primeros años de vida del bebé, pero siempre con un uso moderado y teniendo en cuenta que llegados los 3 años es conveniente y necesario que cesemos su uso.

¿Cómo podemos quitarle el chupete?

Dependiendo de cómo sea la dependencia del niño y su nivel de tolerancia a la frustración, podemos quitarle el chupete de forma progresiva o de golpe, no existe una fórmula exacta, lo que sí que os podemos recomendar es que vuestra decisión como padres (y también del resto de la familia) sea unánime y firme.

Podemos ir reduciendo el uso del chupete de manera que sólo lo use cuando vaya a dormir la siesta, por la noche o cuando el niño esté malito.

También hay técnicas como, por ejemplo, que un día que salgamos de casa nos “olvidemos” del chupete e intentar que el niño o niña pase el día sin él (lo podemos llevar guardado si vemos por si al final se descontrola la situación) o inventarnos un cuento en el que un hada o un duende viene a por el chupete y le deja a cambio un regalito porque ya se ha hecho mayor (algo similar al popular Ratoncito Pérez)

Por otro lado, debemos evitar que el momento de dejar el chupete coincida con momentos de cambios o inestabilidad tales como: llegada de un nuevo bebé, inicio de guardería, cambio de habitación, mudanza…

Sea cual sea la fórmula que sigamos, lo mejor es que sea una decisión en firme y tengamos paciencia con nuestro pequeño.