Cómo cuidar los oídos de nuestro bebé

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El oído de un bebé es mucho más delicado que el de un adulto, y por ello requiere una mayor atención y cuidados para que no existan problemas en el futuro.

Especialmente, esta debilidad existe durante los primeros seis meses de vida. La razón fundamental es que el canal auditivo es mucho más corto, y por ello existe una mayor posibilidad de entrada de aire, agua, polvo e incluso frío. Esto significa que deberemos prestar especial atención durante este periodo, manteniendo una higiene y una protección suficientes.

Los oídos cuentan con un sistema propio que les permite ir eliminando la cera sobrante. Es por ello que tan sólo deberemos limpiar la cera que veamos por fuera del oído, y nunca acceder al interior del conducto auditivo. Esta limpieza se realizará con una gasa seca. Es muy importante no utilizar palillos para los oídos, ya que la mayoría de los padres acaban accediendo con él al conducto auditivo y lo que consiguen es empujar la cera hacia el interior en lugar de eliminarla y sacarla, lo que puede llevar a producir un taponamiento e, inclusive, en estas edades tan tempranas, un daño en el tímpano.

Uno de los problemas más habituales en los oídos de los pequeños es la otitis, que se trata de una alteración inflamatoria en la zona del oído medio. Debido a lo doloroso que es, pronto nos daremos cuenta de que la padece, especialmente porque está muy inquieto y no consigue conciliar el sueño. Otras evidencias es que se toca las orejas. Para comprobarlo, si al presionar ligeramente en la parte inferior del oído vemos que llora mucho, lo llevaremos al momento a un médico.

No obstante, para evitar la otitis, lo más importante que debemos hacer es evitar que el niño se encuentre en corrientes así como impedir que le entre agua al oído. Es muy recomendable la utilización de gorros que tapen las orejas, especialmente cuando estamos en temporadas de mucho frío.