La varicela en nuestro bebé
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En esta ocasión vamos a hablar de la varicela, una enfermedad muy habitual en la infancia y que se caracteriza por algunos síntomas principales como los picores, la fiebre y el cansancio del niño.
La varicela es una enfermedad benigna pero que puede causar muchas molestias. Es producida por un virus y es una de las enfermedades más contagiosas, tanto que se calcula que el 90 % de los que entran en contacto con el virus y no habían pasado previamente la enfermedad, la contraen.
Como bien hemos comentado, los síntomas más habituales son la fiebre, el picor y el cansancio. No obstante hay otras características clave que nos pueden dar a entender que se trata de la enfermedad como son las manchas rojizas en el cuello, cara, cabeza, pecho y extremidades. Estas manchas pasan a convertirse en ampollas que final acaban reventando y se convierten en cicatrices. Que pican mucho.
El objetivo de los padres en este tipo de situaciones es conseguir calmar el picor para evitar que el niño se rasque. Para ello podemos bañarlo con agua templada y jabón de avena. Después del baño podemos aplicarle una loción de calamina y lavarle las manos a menudo para evitar infecciones. Por otra parte, siempre deberemos cuidar que las uñas las tenga bien cortadas.
En cuanto a la ropa, es recomendable utilizarla ancha y de algodón para evitar las rozaduras que le darán más picor. Además no deberemos exponerlo al sol, aunque sí es adecuado que le de el aire, ya que acelerará la curación de las cicatrices.
Normalmente, el tratamiento será paracetamol, y si llevamos al niño al médico antes de que transcurran las primeras 24 horas, podrá ser tratado con Aciclovir que acelera la desaparición de los síntomas.
Muy importante considerar que en estos casos no utilizaremos polvos, cremas, antihistamínicos aplicados sobre la piel ni ácido acetilsalicílico, ya que estos podrán agravar la enfermedad.
