Las rabietas en los niños

Por Paula
en Sin categorizar
Ene 8th, 2016
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En torno a los dos años de edad es muy común que aparezcan las rabietas y berrinches en los niños.

Éstas acaban desquiciando a los padres porque muchas veces se convierte en una auténtica dinámica en la que los niños se enrabietan para conseguir todo lo que quieran.

En esos momentos el niño no atiende a razones y no ve más allá de la rabia que siente, aunque muchas veces ya ni recuerde el motivo por el que se enfadó inicialmente.

La razón por la que surgen las rabietas con esta edad se debe a que el niño va encontrando que en su entorno hay normas, reglas y pautas que seguir, por lo que no pueden tener lo que quieran cuando quieran y ello les frustra tanto que acaba desencadenando rabietas y pataletas.

Lo más llamativo de las rabietas es el ímpetu que muchas veces ponen cuando las tienen. Ello se debe a que los niños de tan corta edad aún no saben gestionar sus sentimientos, no los pueden controlar, desconocen lo que es la inhibición, por lo que para ellos es un momento de estallido en el que no saben controlar la intensidad de lo que sienten.

Ello sumado a la frustración de la que hablábamos y a que muchas veces no saben verbalizar o explicar lo que quieren o les pasa, hace que sean todos los ingredientes necesarios para desencadenar una pataleta.

¿Cuándo desaparecen las rabietas?

No existe una edad u momento en el que dejen de aparecer este tipo de comportamientos, depende del niño, su madurez, circunstancias…

Lo que está claro es que la intensidad y frecuencia de las rabietas irá decreciendo a medida que el niño vea que éstas no tienen efectos en sus padres, que no les sirve de nada ponerse así, de esa manera lo irán asimilando e irán controlando sus sentimientos.

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Consejos para ayudar a mitigar las rabietas

– Es importante en el momento de la rabieta los padres se mantengan firmes en su decisión y no flaqueen o cedan al ver la actitud del niño

– En el momento en el que ya se ha desencadenado la rabieta, no debemos intentar que el niño nos escuche, en ese momento él no escucha más allá de su propio llanto y no hará caso a nada.

– Es importante mantener la calma y no enfadarnos con el niño. Los niños actúan por imitación por lo que, aunque a veces sea complicado, es importante que nosotros no respondamos con “otra rabieta”, por así decirlo.

– Si prevemos que pueda darse alguna situación en la que se pueda producir un enfado del niño o posible rabieta (por algo que se le antoje, por ejemplo) debemos hablar previamente con el niño para evitar que se pueda desencadenar esa situación

– Hay que dejar que el niño se calme solo, una vez se haya desahogado y calmado le atenderemos y hablaremos con él en un tono normal. Mientras tanto hay que dejar que sea él el que salga de ese estado de rabia

– Si estamos fuera de casa, puede resultar conveniente que, en el momento de la rabieta, vayamos con el niño a otro lugar, muchas veces cambiar de escenario en ese momento les puede ayudar a distraerles y mitigar la rabieta.

Recordad que, aunque haya veces en las que sea complicado mantener los nervios a raya, las rabietas son normales dentro del aprendizaje de nuestros niños, tienen que enfrentarse a sus emociones y comprender que hay normas y reglas que deben cumplir; todavía son muy pequeños para comprender y enfrentarse a ese tipo de situaciones, por ello debemos ayudarles, mantener la cama y mostrarles que con las rabietas no llegarán a ningún sitio, de esa manera, poco a poco, irán aprendiendo e irán desapareciendo este tipo de actitudes.

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