Los cólicos de los bebés

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Son la pesadilla de muchos padres y se producen principalmente en la noche. Pero hay herramientas que ayudan a mitigar el terrible cólico del bebé.

Por la tarde el bebé está durmiendo tranquilamente. De repente despierta, muestra signos de incomodidad extrema, las piernas varias veces la encoge y empieza a llorar. Y llora, llora, llora, a veces durante horas. Ni el pecho de la madre lo consuela. Este es un escenario muy común en los primeros tres meses y muchos padres de recién nacidos tiemblan cuando escuchan la palabra «cólico».

Las sensaciones dolorosas están ahí, sin duda, pero en la raíz del malestar, al contrario de lo que pudiera pensarse, los cólicos están más relacionados al desarrollo cognitivo que a problemas físicos. Según los últimos estudios en esta área, los calambres son el resultado de estímulos excesivos, que no pueden ser procesados ​​en su momento por los bebés pequeños. Es que después de los nueve meses que pasó en la tranquilidad de la matriz, la luz, los sonidos del entorno natural y la fatiga al final del día, como por tomar leche y al estar atento de las cosas que le rodean, resulta ser demasiado cosas para que su cerebro las pueda procesar y suceden los cólicos.

Al estar creciendo, pero aún sin haber ganado la capacidad para procesar grandes cantidades de información, que al momento no puede manejar todos los estímulos, el bebé está desorientado y frustrado, y reacciona con la herramienta de comunicación única que, de momento, cuenta el: llanto. Es la manera que tiene para decir que no aguanto más (de ahí la sensación de que está en peligro físico) y requiere tranquilidad.

La calma se requiere cuando el bebé presenta cólicos

En lugar de tratar de combatir los cólicos con medicamentos o remedios caseros, la tranquilidad es lo que mejor maneja esta situación con éxito.

Si los padres pueden mantener los niveles bajos de estímulos, es muy posible que el final de la tarde los cólicos disminuirán a medida que pasen las semanas. Esa tranquilidad tiene que empezar en los adultos. Seguramente que no es fácil ver al bebé llorando desconsoladamente y mantener la calma, pero no sólo es posible sino muy ventajoso. Esto es porque hay evidencia de que una actitud de calma conduce a la producción de endorfinas, que son capturados por el niño y ayuda, a su vez, a calmarlo. Las endorfinas son hormonas que se crean en el cerebro para producir una sensación de relajación y bienestar, casi como un analgésico natural. También es importante tratar de conocer qué estrategias permiten una más rápida tranquilidad al bebé.

Hay niños para los cuales unos minutos de balanceo en una mecedora hace maravillas que lo calman si está llorando, al igual que las palabras susurradas por la madre o el padre en sus oídos.

Causas físicas de los cólicos en los bebés

Más allá de lo expuesto hasta ahora en este artículo relacionado a su entorno, algunos episodios de cólicos en los bebés pueden tener problemas físicos básicos, siendo los más comunes:

El bebé traga aire, especialmente durante la alimentación, que dilata los intestinos y puede causar dolor. Es importante que el aire sea eliminado, poniéndolo a eructar después de cada toma pecho o biberón;

Algunos bebés reaccionan a la leche de formula que, aunque transformada, es la base de sustitutos de la leche materna y se prepara en polvo. Si el bebé no recibe lactancia materna, puede haber una justificación para los calambres aquí. Los padres deben pedir la opinión de un pediatra y, en su caso, cambie de marca de la leche;

El sistema intestinal de los bebés pequeños es todavía muy inmaduro y pueden tener dificultades para poder procesar correctamente. Si una de varias secciones de tramos intestinales no esta bien, es probable que cause dolor. Coloca al bebé sobre ti, es decir, boca abajo, apoyado en el antebrazo en el adulto, con los brazos y las piernas colgando. puede dar buenos resultados, y masajear suavemente el abdomen, por lo que los golpecitos sean lo más leves posibles.