Terrores nocturnos: qué hacer y cómo tratarlos

Por Paula
en Sin categorizar
Abr 1st, 2016
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Los terrores nocturnos se suelen confundir con las pesadillas comunes, pero a diferencia de éstas últimas, los terrores nocturnos no hacen que el niño o niña se despierte, aunque pueda parecer que lo esté e incluso pueda tener los ojos abiertos, en realidad el niño está dormido mientras le ocurren.

Sin embargo, los terrores nocturnos no son un fenómeno muy frecuente y se suelen dar en torno a los tres años de edad, tendiendo a desaparecer llegada la adolescencia.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos normalmente se deben a sueños que producen mucho miedo, para saber diferenciarlos y entenderlos mejor, es importante que nos centremos en el momento o fase del sueño en la que se producen.

Las pesadillas comunes aparecen durante la fase del sueño REM (Siglas en inglés que significan Rapid Eye Movement o Movimiento Rápido del ojo, característico de esta fase), pero los terrores nocturnos se producen en la etapa del sueño en la que el niño está más profundamente dormido.

Cuando se produce el terror nocturno en esa fase del sueño, el niño tiene una reacción brusca ante el miedo que hace que se le acelere el ritmo cardíaco, sude e incluso pueda sollozar o gritar. Incluso hay niños que se incorporan, se sientan en la cama o corren asustados.

Niña durmiendo

Normalmente, cuando les tratamos de calmar no responden ni reaccionan porque en realidad no están despiertos.

Generalmente transcurridos unos minutos el niño o niña se calma y continúa durmiendo. Al despertar con normalidad no recuerda nada de lo sucedido.

Los terrores nocturnos suelen ser más frecuentes en niños cansados o con estrés o pueden aparecer si se sufre alguna enfermedad o hay algún cambio radical en su entorno (mudanza, entorno nuevo…)

Puede resultar preocupante para los padres al ver en sus hijos esa sensación de pánico, pero lo cierto es que los terrores nocturnos no tienen efectos que puedan resultar traumáticos para el niño a largo plazo.

¿Cómo tratarlos?

Evidentemente, para los padres es una situación muy angustiosa porque ven a su hijo o hija pasarlo mal y estar muy asustado y sin embargo no pueden hacer nada para consolarles o calmarles.

Cuando esté sufriendo un episodio de pánico no debemos despertar al niño ni inmovilizarlo porque de esa manera el niño se despertará desorientado, asustado y le costará dormirse de nuevo.

Sólo podemos vigilar que no se pueda hacer daño, estar con él y esperar a que el episodio desaparezca.

En la medida de lo posible, para evitar que se puedan producir los terrores nocturnos, debemos intentar conseguir un ambiente tranquilo y relajado antes de dormir, que el niño o niña no se encuentre sobre estimulado, excitado o estresado.

Para ello son de gran ayuda las rutinas y los horarios bien definidos que consigan relajar al niño para que pueda descansar en condiciones.

Sin embargo, si los terrores nocturnos persistieran o fueran muy frecuentes, es importante que lo consultemos con el pediatra por si fuera necesario acudir a un especialista en sueño.

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